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¡Que entre la 'Ñ'!






(tema de abril)

Sobre la historia del abecedario español, recordemos que nuestro idioma proviene principalmente del Latín, con mucho vacabulario griego y en menor cuantía, de otros idiomas como el Francés y el Inglés, sin olvidar las huellas indelebles y muy valiosas que nos dejaron los siete siglos de dominación árabe en España.

El afabeto latino clásico tiene sólo 21 letras. Al que se conoce como Alfabeto Latino Internacional se le agregaro las letras: 'j', 'u', 'w', 'y' y,'z'. Las letras 'j', 'y' y 'z' provienen del Griego. La letra 'v' hacía el doble papel de 'u' y de 'v'. Por eso la llamamos uve. Los que hayan visitado una oficina o consultorio de algún profesional javeriano "de la vieja guardia", podrán ver en el diploma que es un título "VNIVERSITATIS XAVERIANAE", o sea: "de la Universidad Javeriana", pero no verán por ninguna parte, ni la 'U' ni la 'J'. La dstinción entre 'u' y 'v' fue un fenómeno exclusivamente tipográfico que la Historia lo ubica a mitad del siglo XVI. La 'w', que en Español se llama doble ve, no doble u, viene del Inglés y del Alemán.

Por parte del Español, le agregamos la 'ñ', en primer lugar, que fue la forma como nuestro idioma transcribió la doble 'n' latina en palabras como annus (año). Antiguamente los tipógrafos escribían, por economía, una sola 'n' y una rayita encima que representaba la otra 'n' y luego vino a convertirse en una nueva letra. Es curioso que cada idioma romance solución este caso de manera distinta. El Italiano y el Francés lo reemplazaron por la conbinación 'gn'; el Portugués por la combinación 'nh' con sonido de 'ñ', como en "Ronaldinho" y el dialecto Catalán por la conbinación 'ny'. "Ara que tinc vint anys" ("Ahora que tengo veinte años") se llama una canción de Juan Manuel Serrat y ese 'anys' se lee como 'añs'.

Sobre la situación actual de las letras compuestas 'Ch' y 'Ll', aunque fueron declaradas letras independientes en 1803, hay hoy una tremenda confusión porque, en 1994 la Real Academia Española determinó que siguieran siendo letras del abecedario español pero que no se tuvieran en cuenta como letras al ordenar palabras alfabéticamente y muchos entendieron que las habían abolido. Me temo que esa confusión que se ha creado teminará aboliéndolas, porque no tiene ninguna utilidad que se tomen como letras independientes.

Después de esta historia de las letras, expongo mi propuesta. 

Dada la importancia que ha venido ganando el Español en el mundo y particularmente en Internet, debería involucrarse la letra 'ñ' para que se pudiera utilizar en la denominación de portales y correos; que los que tengan apellidos como 'Niño' o 'Nuñez', no tengan que reemplazar la 'ñ' por 'n'.

Y por otra parte, me parece que deberíamos tener mayor independencia en la definición de nuestro abecedario. Dado el hecho de que ninguna palabras española se escribe con 'w', esa letra debería eliminarse de nuestro idioma. No se trata de elimiarla de nuestros teclados, naturalmente, porque se sigue necesitando para escribir en otros idiomas, pero que no siga siendo considerada como letra de nuestro abecedario.

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Sacrificio


(tema de febrero)
De un diálogo con estudiantes, resultó una teoría que quiero exponer; y aunque lo que diré lo encuentro casi obvio, observo que los jóvenes se comportan un poco en contravía de estos preceptos.

TESIS: Todo lo que uno haga por otro sin recibir remuneración debe considerarse como un sacrificio.

Lo primero que se nos viene  a la mente es preguntar si dar amor es un sacrificio. Aplicándole la tesis, si se trata de un amor no correspondido, ciertamente lo es. Ya quedaría a criterio de cada quien decidir si vale la pena amar sin que nos amen. En una primera aproximación a este dilema y sin profundizar demasiado, diremos que, como es preciso amar antes para que luego nos amen y alguna de las dos personas deberá tomar la iniciativa de amar sin que lo amen... todavía; para que se dé la relación afectiva, hay que hacer un sacrificio inicial, que con la esperanza de obtener un futuro amor no se siente como tal. Pero queda otra pregunta antes de salirnos del tema del amor y seguir adelante y es: ¿qué es dar amor?

Algunos dicen que es darlo todo sin esperar nada. ¿Dar qué? Todo lo que sea posible dar, aunque yo excluiría el dinero, porque no cabe este ingrediente en la relación afectiva. Y si se realiza algún gastos por el ser amado, tiene que entenderse como "además de" otras manifestaciones de afecto, no "en vez de". En un matrimonio o relación de pareja permanente, tendrá que haber dinero de por medio para la susbsistencia, pero aquí me estoy refiriendo a la relación afectiva solamente.

Aunque muchos finjan amor por conseguir dinero, excluyo este tipo de relación sin entrar a juzguar a quienes, por ejemplo, se casan por dinero. Digamos entonces que amar es darlo todo (tiempo, ayuda física, apoyo moral, consejos, consuelo, cariño, compañía, objetos físicos, etc.) salvo dinero.

Pero si estamos de acuerdo en que en el amor encontramos la mayor fuente de felicidad, vale la pena amar si queremos ser felices e incluso aguantarnos por un "tiempo prudencial", que nunca se sabe cuánto será, mientras nos aman. Y dejemos una última pregunta que responderé a medias: la felicidad que sentimos encontrar en el amor se debe, ¿al hecho de amar o al de ser amados? Si es al amar, el amor sí es un sacrificio. Pero si es sólo cuando nos aman, dar amor se convierte en el "costo" que debemos pagar para obtener amor y entonces la "transacción" se vuelve "un gran negocio", sólo que, como ya lo dije, no nos lo pagan en dinero sino en especie. Sigo adelante.

Cuando hago algún sacrificio, o sea, cuando doy algo sin recibir recompensa, ¿qué puede ser ese algo? Se me ocurre que hay tres tipos de objetos que uno puede dar: dinero, el más evidente y el que se da con más frecuencia, cuando doy una limosna, por ejemplo, o cuando hago una donación para alguna causa social o humanitaria y otros casos similares. Puedo dar también parte de mi tiempo ayudando o trabajando para otro sin recibir remuneración. O dar un objeto físico a guisa de regalo.

Dar dinero es lo más cómodo... cuando se tiene, aunque parezca lo más valioso, porque no nos quita tiempo. Basta abrir la ventanilla del carro y dar la limosna o decirle a la persona que "pase por la plata a mi oficina" y ya. No obstante la plata suelen agradecerla más, porque es muy evidente, muy visible y sirve para obtener muchas cosas. Casi todas...

En cambio dedicarle nuestro tiempo a otro es un sacrificio de enorme valor y significado, así no seamos siempre conscientes de ello, porque aunque suene muy solemne, estamos dando una parte —pequeña o grande— de nuestra vida en la tierra, que es un bien limitado e irremplazable. "Tiempos idos" es una frase clásica que hace frecuente presencia en las canciones populares, aludiendo a la irremplazabilidad del tiempo. Y digamos a modo de moraleja que cuando alguien nos dedica su tiempo gratis, nosotros por cortesía, pero más que todo por justicia, deberíamos manifestarle a esa persona un enorme agradecimiento, aunque de una manera que resulte clara pero discreta, para respetar el principio de que ser demasiado evidente resulta siempre burdo.

El tiempo es lo más valioso que tenemos y dedicárselo a otra persona para que ella —en vez de mí—obtenga beneficio, sin que tenga que pagar nada por ello es un sacrificio enorme que compromete la gratitud sincera de quien recibe el beneficio. "Gracias por su tiempo" debería ser una frase que dijéramos con más frecuencia cuando se da el caso.

Pero hagamos una distinción importante entre dos circunstancias:  si es la persona beneficiaria la que pide el favor (que el otro haga algo por ella) o si es el favorecedor quien se ofrece a ayudar a alguien, al observar la necesidad del otro. En el primer caso, es normal que una persona necesite de otra y si se trata una acción que no exige mayor esfuerzo ni tiempo (¡Oh, el tiempo!) y existe además algún lazo afectivo entre las dos personas, es normal que esa persona le haga el favor sin costo. En el segundo caso, cuando la ayuda es iniciativa de quien la brinda, hay méritos adicionales que se le agregan a la acción. La muestra de sensibilidad humana de la persona que se percató de la necesidad del otro y la muestra de generosidad de ofrecer ayuda, dedicándole al otro lo más valioso que tiene que es su tiempo, sin que él otro se lo hubiese pedido e inevitablemente sin poner límite de tiempo, porque quien ofrece voluntariamente un favor está diciendo implícitamente estar dispuesto a hacer por el otro lo que se necesite, por el tiempo que se necesite... y sin costo. Es deber del beneficiario no abusar, pero una vez comprometido en hacer el favor, es difícil zafarse antes que quede satisfecha la necesidad que generó la situación.

Y aquí le sale otra rama al árbol de la vida. Es diferente pedir un favor a alguien, cuando la acción es totalmente ajena a la profesión u oficio de esa persona, a pedir un favor en labores que forman parte del "rol habitual de sus negocios". Pedirle a alguien que haga un trabajo gratuito dentro de su profesión implica un sacrificio adicional, porque si le estuviera haciendo ese trabajo a otro, recibiría una remuneración a la que está renunciando.

Cuando alguien le dedica parte de su tiempo a otro en forma gratuita, quien recibe el beneficio tiene una obligación adicional aparte del agradecimiento que ya mencioné, y es que debe hacer un esfuerzo para no sumarle nuevos sacrificios al favor.  No debe hacerlo esperar en ningún caso, porque estaría aumentando la cantidad de tiempo que le va a dedicar y esto es un abuso, palabra que encaja muy bien en este caso porque 'abusar' es usar (al otro) en exceso. Debería evitar que el favorecedor tenga que desplazarse, porque sería un sacrificio adicional y porque comenzaría de dedicarle su tiempo un poco antes mientras el beneficiario lo espera tranquilo "en su rincón". Es el beneficiario quien debería desplazarse para ir al encuentro de su favorecedor. Tampoco debe dejar que el favorecedor incurra en ningún costo lo que sería un sacrificio más. Todos los costos deben correr obviamente por cuenta del beneficiario. Es lo mínimo que debe hacer en contraprestación.

Aparte del dinero y el tiempo ya mencionados, podría brindar ayuda física, que implica a su vez tiempo.
La ayuda física, dicho "científicamente", implica dedicar tiempo y energía a otro. Doble sacrificio. Por eso, ayudarle a alguien a realizar alguna labor es un doble sacrificio. Aparte de hacerlo para él, implica también hacerlo por él, o sea, en vez de él y sin pago de por medio. Se ve entonces lo valiosas que son las personas que dedican, ya no parte de su tiempo, sino toda una vida a trabajar por los demás. Sacrificio enorme. Pero la Naturaleza que es sabia,  que todo lo compensa y que no deja a nadie sin remuneración,  devuelve con creces ese sacrificio, si nos acogemos a la tesis de Bertrand Russell quien en su libro "La conquista de la felicidad" nos dice que solamente las personas que se dedican a trabajar por lo demás son verdaderamente felices. El resto creen ser felices sin serlo. Es una bella idea que tiene todos los visos de ser cierta, si observamos que las personas que realizan labores sociales lo hacen con un entusiasmo y una tenacidad como si estuvieran recibiendo fabulosos sueldos. Pero si la tesis de Russell es cierta, están recibiendo el más grande de los salarios: su propia felicidad.

Podemos dar también objetos físicos, aunque esto nos devuelve al tema del amor que suele ser muy abundante en regalos y valga la aclaración de que es diferente dar regalos qaue dar dinero. Dar un regalo contiene un ingrediente afectivo que, a mi parecer, no tiene el dinero. Por eso le tengo una gran aversión a las llamadas "lluvias de sobres"; y también a "la noche de los regalos" que precede las fiestas matrimoniales, pero por otro motivo del que algún día hablaré. Ya dije lo cómodo que es dar dinero, cuando se tiene, porque no compromete tiempo. El dar un objeto de regalo implica un componente afectivo, si exige dedicarle tiempo, comprándolo. Por eso es distinto regalar un objeto que se ha ido a buscar pensando en los gustos de quien lo recibirá, a regalar un objeto de los que la persona vende en su negocio comercial. Si lo fabrica la misma persona, recupera su componente afectivo por el tiempo (gratuito) dedicado a su fabricación. Observen qué maraña de significados tienen las cosas que regalamos y que no siempre valoramos.

Y llegamos al sacrificio máximo: el de dar la vida por otra persona. Me parece un tema tan profundo, tan sublime y tan trágico, pero a la vez tan valioso y evidente, que prefiero no hablar de él. Cuando me haya pasado la emoción, diré algo sobre tan sensible asunto.

SUPER-ÑAPA: Al hacer una revisión final del texto antes de "echarlo al aire" observo que he calificado como sacrificio máximo tres actos: dar amor, brindar ayuda física y dedicarle tiempo a otro. No hay ninguna contradicción. El amor, aparte de que implica ayuda física (en el sexo, por ejemplo, y perdonen que sea tan explícito) nada en el mundo quita tanto tiempo como el amor. O sea que abarca todo y requiere además una total incondicionalidad. Al llamado del amor no se puede responder con un "Sí, pero..." sino con "¡Sí, pa' las que sean!" como dicen ahora los muchachos... de las nuevas generaciones.

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"Derechismo" y "Deberismo"


Evaluación no jurídica de la Constitución Política de Colombia
(tema de enero)

Para los que nos gusta opinar, vale decir, todos los seres humanos, los 20 años de "edad" que está cumpliendo nuestra Constitución Política son a la vez una interesante invitación y un ineludible reto a opinar. Esa norma de normas a todos nos obliga por igual y por lo tanto, en el ámbito de los deberes, a todos nos debería interesar, puesto que quienes pertenecemos a una comunidad con la que debemos convivir y a la que debemos respetar, nada debería interesarnos más que conocer los deberes que estamos obligados a cumplir.

Y a eso voy. Ése es mi tema. Dándole un nuevo uso y significado a la palabra 'derechismo', mi tesis es que nuestra Constitución Política es excesivamente derechista, pero no en el sentido de derecha e izquierda que poco significado tiene en el mundo de hoy, sino en el sentido de derechos. Nuestra Constitución se ocupa demasiado de los derechos y muy pero muy poco de los deberes. Es muy poco "deberista", para decirlo con este neologismo que me he inventado para el caso. ¿Por qué lo digo? respondámoslo en cifras, que es la manera más objetiva de medir algo, cuando ese algo nos lo permite.

El "Título II - De los derechos, las garantías y los deberes" es el segundo más largo de la Constitución (22 páginas en la edición que yo tengo) después del "De  la Rama Judicial" (29 páginas). Y está agrupado en 72 artículos (del 11 al 82) dedicados a los derechos, 12 (del 83 al 94) a las garantías, destinadas a proteger esos derechos y en cambio uno solito (el 95) a los deberes. La proporción exacta queda así: 21 páginas con 84 artículos dedicados a los derechos y garantías y 24 renglones de los 38 que tiene cada página (63% de una página) con un solo artículo dedicado a deberes.

Estas cifras son las que me permiten afirmar sin asomo de dudas que la Constitución Política Colombiana es demasiado "derechista", en el sentido de que se ocupa demasiado de los derechos y muy poco de los deberes.

Y como si fuera poca la desproporción, un alto procentaje, que ya veremos cuánto es, de estos derechos son calificados como derechos fundamentales, que son los que están por encima de cualquier consideración en contrario. Si asumimos que cada artículo se refiere a un derecho en particular, de los 72 artículos dedicados a derechos, 46 son derechos fundamentales (más del 60%). ¡No hay derecho...!

Una primera explicación a esta desproporción, explicación a lo mejor errada e ingenua, es que fue redactado principalmente por profesionales del Derecho, y el 'Derecho', como su nombre claramente lo indica, se ocupa de los derechos. Nadie contrata a un Abogado para que le permitan cumplir con sus deberes sino para que le sean respetados sus derechos. Un poco literal la explicación pero impecable.

Una segunda explicación, bienpensada y generosa, es que la sociedad avanza sólo cuando a los ciudadanos se le respetan sus derechos. Pero en esa lucha por los derechos de las personas, que en nuestro medio ha sido un mérito muy destacado del Partido Liberal Colombiano, digámoslo con toda justicia, se olvidó que los ciudadanos, aparte de los derechos que pueden ejercer, tienen deberes que deben cumplir y este desenfoque nos llevó a redactar una Constitución en la que los derechos y los deberes están en una proporción de 84 a 1 respectivamente amén... ¡Qué desproporción! ¡Qué despropósito!

Esquematizando y a la vez rebautizando estas tendencias, bien podríamos cambiar la tradicional denominación partidista del pensamiento político colombiano que en el pasado estuvo dividida en Liberalismo y Conservatismo y que se materializó de una manera curiosa en nuestro escudo con el emblema de "Libertad y Orden", en el nuevo duo "Derechismo y Deberismo" entendidos estos dos términos en la forma como ha quedado explicado arriba. Si se aplican estos apelativos y según las necesidades del momento, ¡me declaro Deberista desde ya!

 Debe entenderse que estas posturas no son excluyentes: quien le da prioridad a los derechos, no rechaza los deberes ni viceversa. Es cuestión de énfasis y en cada momento histórico el énfasis puede requerirse en una dirección distinta. No se tiene que ser Derechista ni Deberista para toda la vida. Con la controversia entre estas dos tendencias construiremos una sociedad más justa, gracias al respeto a los derechos de las personas pero viable, gracias al cumplimiento de los deberes.

Pero digamos algo más antes de cerrar el debate, ahora con respecto a la "fundamentalidad" de muchos de los derechos consagrados en nuestra Constitución. Les he leído u oído decir a algunos autores, ellos sí expertos juristas, que la Constitución Política Colombia se había excedido en derechos fundamentales. El debate a que me refiero se planteó así: yo afirmaba, citando a expertos, que la Corte Constitucional había desbordado sus propias funciones y había entrado a legislar. Mi otro amigo experto me decía: no es eso, es que la Constitución se excedió en derechos fundamentales y una vez que un derecho es declarado fundamental, es deber de la Corte Constitucional derogar "todas las normas que le sean contrarias" como rezan los textos legislativos.

Independientemente de la explicación, la verdad es que la Corte Constitucional está legislando. Que nueve señores, que ciertamente no representan la voluntad directa del pueblo colombiano sino su propio pensamiento, porque no fueron elegidos por votación sino nombrados, implanten motu proprio y sin la participación de nadie más, leyes nuevas tan sensibles y polémicas como por ejemplo la de la despenalización del aborto, que independientemente de que uno esté o no de acuerdo, en otros países donde rige esta norma se han gastado varios lustros en debates abiertos en los que participan todas las fuerzas vivas de un país, me parece, para llamar las cosas por su nombre, un abuso de poder. No tiene que ver nada con que la ley sea buena o mala, conveniente o inconveniente, ni si el exceso proviene de la propia Constitución o de las actuaciones de la Corte. Han desbordado las funciones que la Constitución les dio.

ÑAPA.  Corte Constitucional: ¡corten!